Dulces Sueños

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Hola mamá, soy Sandro, vine a visitarte porque me voy de viaje, y quise pasar a despedirme antes de partir. ¿Recuerdas nuestra historia mamá? ¿Te acuerdas que solíamos vivir con papá en una casa alejada de la ciudad?, éramos muy felices ¿Te acuerdas mamita?.

Los domingos salía con papá a pasear por el campo, también venía con nosotros Kaiser, nuestro perro, el pastor alemán que papá supo criar muy bien y que cuidaba la casa por las noches. Me gustaban mucho los paseos con papá, el me enseñó muchas cosas, me enseñó que los hombres no lloran, que las mujeres solo servían para atender a los hombres y que todo aquel que no pensaba así era un maricón y merecía morir.

¿Te acuerdas encontramos un venado acurrucado entre las plantas?, yo pensé que estaba durmiendo, pero papá dijo que estaba herido, me hizo coger el cuchillo y me dijo que le saque el pellejo mientras el lo sujetaba, pero no quise hacerlo porque aún estaba vivo, y papá me golpeó en el rostro que me sacó sangre en la ceja. Con el rostro sangrando y con un sentimiento de lástima y culpa me acerqué al animal y lo despellejé mientras papá le sujetaba las patas, estaba apunto de llorar al oír como aquel venado lanzaba al viento sus gritos llenos de desesperación y agonía, presa del dolor y del sufrimiento, y papá me dijo que si lloraba me iba a dar una golpiza, me dijo que debía disfrutarlo, no se que me pasó, pero por un momento sentí satisfacción al hacerlo, aunque nunca olvidaré esos gritos espantosos que me pusieron la sangre fría, casi tan fría como lo están ahora tus manitos mamá. Luego de eso no quise salir con papá nuevamente, me quedó la culpa en la conciencia.

Por las noches solía ayudarte en la cocina ¿verdad?, todavía puedo sentir en mi rostro tus caricias llenas de amor y ternura, todavía recuerdo tu tierna voz por las noches cuando me acostabas en mi cama y luego de darme un beso en la frente me decías que si algún día no estás, debía escapar y buscar un refugio, pero que por ningún motivo me quede con papá, creo que era porque él trabajaba mucho y no te gustaba que me quede solo.

Nunca supe donde trabajaba papá, todas las noches lo veía quemar hojas de marihuana en un papelito y fumárselo, ¿Papá estaba enfermo cierto? El me lo contó y me dijo que fumaba eso porque era su terapia. Una noche que no podía dormir me acerqué a la puerta de tu cuarto, y observé por el ojo de la cerradura un bulto que estaba tirado en uno de los rincones de la habitación; me di cuenta por el cabello que esa eras tu mamá, estabas llorando y tenias la cara bañada en sangre, tus brazos los tenías sobre el pecho como protegiéndote de algo y temblabas mucho, creo que sentías frío, quise entrar para ayudarte, pero me di cuenta que papá estaba ahí, llevaba una correa de cuero en la mano derecha que utilizó para golpearte, y tu gritabas mamita, le decías a papá que no te pegue pero el no te hacía caso, el soltó la correa y te cogió del brazo, te levantó y te tiró sobre la cama, te alzó el camisón que usabas para dormir e hicieron el amor, no era la primera vez que los veía, pero esta vez era diferente, tu rostro mostraba tristeza, dolor, discúlpame mamita, fui cobarde aquella noche, no entré a defenderte.

Me dolió mucho cuando comenzaste a estudiar lejos, porque sabía que te iba a extrañar a pesar de que venías a visitarnos constantemente, siempre te gustó superarte mamita, yo quiero ser como tu cuando crezca. Luego de un tiempo papá dijo que no tenía tiempo para cuidarme todo el día y me dejó en casa de uno de sus amigos, ese al que papá le decía perro blanco, un tipo alto, de tez blanca y muy guapo; la pasaba muy bien con él, jugábamos todo el día, algunas noches papá venía a recogerme y dormía en casa, las demás noches no llegaba.

¿Te acuerdas que me visitabas en la casa de perro blanco al volver de tus viajes?, y me traías muchos regalos y caramelos. También me acuerdo que te gustaba mucho conversar con perro blanco mientras se tomaban unos tragos, yo jugaba con algunos carros en la habitación donde dormía. Pero me fallaste mamita, eso me dolió en el fondo del alma, si hay algo que el tiempo no borrará de mi corazón fue aquella noche que mientras dormía me despertó un sonido que me resultó familiar , me levanté de la cama y caminé por la habitación, tratando de encontrar la fuente de aquel sonido, y me horroricé cuando me acerqué a la habitación de perro blanco e inmediatamente reconocí lo que era: Eras tu mamita, y gemías, gemías mientras le decías a perro blanco que lo amabas, no podía creer lo que escuchaba mamá, todo mi mundo se derrumbó. A partir de ese día tu llegabas mas a menudo a casa de perro blanco, y yo pasé a un segundo plano de tu vida, ese día para mi te convertiste en una triste y vulgar ramera.

Ya nada era igual, comencé a ver con odio a perro blanco, ese hombre con el que convivía todos los días y que por las noches me lo imaginaba haciéndole el amor a mi madre, me cubría las orejas con las manos porque no quería escucharte gritar y gemir de placer; yo sabía lo que pasaba en esa habitación, mas nunca abrí la puerta, solo me tiraba a la cama y todo el cuerpo me temblaba, temblaba de rabia. Ya no podía verlo a los ojos, porque un instinto asesino me hervía en la sangre, y quería arrancarle los testículos y hacer que se los trague, y no podía hacerlo, me triplicaba la edad y la fuerza; me sentí impotente mamá.

Durante mucho tiempo mi padre no llegó a recogerme, luego me contaron mis amigos que unos hombres se lo habían llevado lejos una noche oscura que lo encontraron tirado en la calle, no me importó mucho, después de todo, las cosas ya habían cambiado, fui a casa a ver si estaba escondido ahí pero solo encontré a Kaiser, estaba muy flaco y se veía hambriento, así que lo traje conmigo para que me haga compañía.

Nunca te dije nada mamita, no quería que sepas que me rompiste el corazón, porque pensé que eso te iba a entristecer. Pero te soy sincero, cada día odiaba mas a perro blanco, tal vez tu no sabes esto, pero yo escuché la conversación que tenías con él, le contaste que estabas embarazada, y te veías muy feliz, creo que a el no le alegró la noticia, te vio con los ojos llenos de odio y estuvo a punto de golpearte cuando Kaiser se abalanzó sobre él y lo mordió en el rostro, un río de sangre corrió por la habitación, pensé que perro blanco estaba muerto y me asusté, pero se levantó y sacó la navaja que llevaba siempre en el bolsillo, tomó a Kaiser de las patas y le cortó el cuello, mi fiel compañero ponía los ojos blancos y aullaba fuerte, como llamándome, pero nadie se percató del pobre Sandro, sentado en un rincón, lamentando entre sollozos la muerte de su fiel compañero.

Siempre tuve temor a perderte mamita, pasé muchos días pensando en eso y cada día me asustaba más. Sentí gran desesperación el día que perro blanco te dio de tomar esas pastillas a la fuerza y dijo que te mataría si le decías a alguien, todavía no puedo olvidar el dolor que reflejaba tu mirada mientras te retorcías en el suelo y pedías auxilio, tu cuerpo tembloroso casi moribundo, toda la sangre que arrojabas por la boca, tus lágrimas cargadas de desesperación e impotencia.

¿Por qué no me dijiste que estabas enferma mamita?, yo hubiese dado mi vida para aliviar tu enfermedad. Fui un estúpido al no darme cuenta de tus desmayos continuos, tu llanto de dolor por las noches, tus oraciones pidiéndole a Dios por tu vida y rostro ojeroso, lastimero, demacrado.

¿Por qué no me lo contaste antes mamita?, esperaste el último momento para contarme algo que con esfuerzo yo hubiese podido remediar, esperaste tus últimos minutos para contarme que el hijo que esperabas murió en tu vientre, y que seguía ahí, con su pequeño cuerpecito descomponiéndose día tras día, acabando con tu vida. Hasta hoy sigue en mi memoria tu rostro tan bello, tan lleno de ternura cuando me dijiste que morirías sin que nadie pueda hacer nada. Y moriste en mis brazos mamita, me dijiste que me querías y que desde el cielo me cuidarías para que no me pase nada. Me amaste hasta el último momento.

Mi corazón se llenó de ira en ese instante, se oscureció mi alma y el animal que llevaba adentro despertó, caminé hacia la cocina, tomé un cuchillo y me senté en la cama a tu lado, si no estabas conmigo ya no quería vivir, quería ir al cielo contigo para jugar todo el día y alejarme de la podredumbre de este mundo. Pero no me dejaron hacerlo, observaba aún tu rostro sonriente cuando llegó perro blanco y se tiró encima mío para quitarme el cuchillo, pero mis reflejos fueron mas rápidos que él, no se lo que pasó en ese instante, solo recuerdo mi mano sujetando el cuchillo fuertemente, y el cuchillo incrustado en su espalda, el rodó por el piso y me maldijo, y antes de que saque la navaja que llevaba en su bolsillo, corrí hacia él como un puma y me senté sobre su espalda ensangrentada, lo tomé del cabello y sin el menor de los escrúpulos le corté el cuello, lo degollé tal como él hizo con Kaiser, y sus gritos me recordaron a los del venado que despellejé, la sangre corría por toda la habitación, y el aún exhalaba sus últimos quejidos, no se si esta bien o mal, pero sentí placer mientras lo hacía, y reía a carcajadas al ver su rostro pálido desvanecerse mientras le gritaba desde el fondo de mi alma: ¡Muere perro blanco! ¡Vete al infierno junto con mi padre!. Luego de eso arrastré el cuerpo sin vida de perro blanco y lo acosté a tu lado, después de todo tu lo amabas.

Ahora ya tengo 8 años, un hombre me contó que tenía una tía en alguna parte, y que ella se podía hacer cargo de mi, ahora ya no quiero quitarme la vida, quiero salir adelante como tu siempre quisiste, pero me haces mucha falta mamita. Voy en busca de mi tía, pero antes de partir quise venir a verlos, mamá, perro blanco, dulces sueños.


POETA 1585

El Gringo

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Una tarde mientras iba a una reunión en el colegio donde estudio, pude percatarme de unos ancianos olvidados por el tiempo y la sociedad que conversaban amenamente en una acera, fue tanta mi curiosidad al ver los gestos de sorpresa en el rostro de uno de los ancianos, que me acerqué un poco a ver si alcanzaba oír algo, sin importarme la hora a la que llegaría a mi reunión. Saqué mi teléfono celular como para disimular un poco, y me paré aproximadamente a un metro simulando una conversación telefónica. Los ancianos conversaban de las anécdotas de su lejana juventud, y me llamó la atención el relato de uno de ellos que decía lo siguiente:

“Hace algunos años en la ciudad de Chachapoyas, llegó por motivos de trabajo un extranjero nacido en Canadá, un tipo alto de cabellos y bigotes rubios como el sol de verano, que por su carisma y buen humor, se ganó la aceptación y la simpatía de los pobladores muy rápidamente, por lo que la gente de la ciudad lo llamaba simplemente El Gringo.
Nunca le negó un favor a nadie, por lo que no faltaba aquel burlón que se aprovechaba de eso, todavía recuerdo el día que un pícaro joven, imitando su castellano masticado se acercó a la casa del Gringo y le pidió que le prestara 70 soles porque necesitaba viajar a Pedro Ruiz para visitar a su enferma tía, el Gringo le hizo el préstamo con la condición de que a su regreso le devolviera el dinero, ¡ay como nos reímos al ver la expresión del Gringo cuando le dijimos que el joven siempre había vivido en Pedro Ruiz y que solo estaba por aquí de pasadita!.
A pesar de eso, el Gringo nunca perdió la sonrisa tan alegre que lo caracterizaba y que inspiraba tanta confianza que hasta daban ganas de contarle que color de ropa interior se había puesto uno en la mañana.

El Gringo llegó a convertirse rápidamente en uno de los personajes mas conocidos y queridos de la ciudad, tanto fue así que estaba en todas las reuniones, misas, fiestas, debates, izamientos, juergas y todo tipo de actos públicos que ocurrían en la ciudad, y el se sentía muy contento al notar su aceptación por parte de la gente.

Pero había una cosa que lo hacía perder los estribos, aunque muchas veces no lo hizo notar, y se lo guardaba para sí mismo, lo que el Gringo no soportaba era la impuntualidad de algunas personas, ya que en su natal Canadá tenía la costumbre de asistir siempre puntual a todas partes, creo que era parte de su cultura o algo así.

En todo el tiempo que vivió en la ciudad el Gringo nunca llegó tarde a una reunión, por mas informal que ésta fuera, y le desesperaba ser el primero en llegar al lugar citado, en una ocasión fue a una fiesta y tuvo que sentarse largo rato a esperar que el dueño de la casa llegara a abrir su puerta porque había salido a hacer unas compras de ultimo minuto, y como si esto fuera poco, el pobre Gringo tuvo que ayudarlo a barrer el salón porque ni siquiera eso había hecho.

En otra oportunidad fue al velorio de un hombre a quien él apreciaba mucho, y le rechinaban los dientes de la cólera al verse él solo sentado junto al muerto esperando que se dignaran a aparecer los familiares y conocidos del finado, fue grande la sorpresa de las personas al encontrarlo dormido junto al cajón, cansado de tanto esperar, y mucho mayor fue la ira del Gringo al escuchar algunos comentarios que lo juzgaban de mal educado y grosero por haberse quedarse dormido a lado del difunto, -ojalá le jale las patas en la noche cuando esté durmiendo- decían algunas señoras que se daban de educadas y cultas.

Un día se armó una algarabía en la ciudad, cuando se percataron de que el caballero anglosajón no había llegado a la misa de los domingos, pensaron que estaba enfermo, lo cual no era muy común en el, así que un grupo de curiosos fueron hasta su casa para saber el motivo de su inasistencia, golpearon la puerta tan fuerte que uno de los vecinos mas decrépitos se levantó de su sueño y por poco agarra a pedradas a los curiosos.


Pasaron dos semanas y el popular Gringo no aparecía por ninguna parte, sus amigos mas cercanos se preocuparon mucho y andaban por toda la ciudad preguntando si habían visto a aquel caballero de rubios cabellos y bigotes tan poblados, pero nadie daba razón de su paradero, fue tal su preocupación que tumbaron la puerta de su casa, por temor de que le haya pasado algo malo, pero no encontraron nada mas que su larga cama de dos plazas, sin colchón, ni frazadas ni nada, Así que asumieron que el Gringo se marchó de la ciudad, y lo que era peor sin despedirse.

No pasó mucho tiempo de eso, hasta que uno de los hombres mas acaudalados de la ciudad organizó una fiesta en su casa, un salón grande adornado finamente con copias de algunos cuadros conocidos en el ámbito de la pintura Europea, repartió invitaciones a la gente del pueblo, citándolos a las 8:00 PM. Toda la ciudad se encontraba en el gran salón, impuntuales como de costumbre, pero pasó toda la noche sin que apareciera el organizador de la fiesta.
La policía se puso en acción y comenzaron a buscar al desaparecido hombre, fue grande la sorpresa al encontrarlo muerto al borde de un río por las afueras de la ciudad. Inmediatamente se iniciaron investigaciones para dar con el culpable, pero fueron en vano, no había rastros, ni pistas, ni huellas del asesino, solo se supo que murió apuñalado.
El cura del pueblo era un hombre un poco mayor, que se caracterizaba por ser casi tan puntual como el conocido Gringo, se produjo el alboroto en la ciudad cuando el cura no llegó una noche a la misa de los domingos, dejando con los crespos hechos a un grupo de señoras cucufatas que llevaron una botella de vino añejo para obsequiárselo al curita. Buscaron al clérigo por toda la ciudad sin tener éxito, un hombre muy apegado a la religión, acudió con cierto temor a la orilla del río donde había sido encontrado el cuerpo del desafortunado hombre, y se horrorizó al ver el cadáver del cura en las mismas condiciones que en el asesinato anterior.

Una mañana apareció en la comisaría de la ciudad un joven campesino, dedicado a sus terrenos toda su vida, aduciendo haber presenciado los asesinatos que habían puesto en alerta a todos los ciudadanos. Un tanto asustado el campesino relató que era aproximadamente las 8:15 de la noche cuando vio al acaudalado hombre dirigiéndose al salón donde se iba a realizar su fiesta, cuando una sombra lo atrapó de la parte trasera de la camisa y lo arrastró hacia un callejón, el campesino lo siguió para ver de que se trataba, y lo único que alcanzó a ver fue a la sombra apuñalando despiadadamente el cuerpo de aquel caballero, por mas que intentó no pudo observarle el rostro al asesino, pero su sospecha comenzó cuando un rayo de luz de luna cayó sobre la cabeza del matón y brilló el color dorado de su cabello, mientras se alejaba con rumbo al río.
Continuó relatando lo sucedido, mientras los policías dejando sus labores de lado, rodearon al campesino y lo escuchaban asombrados, mientras algunos pensaban. El campesino no dejó espacios y contó que era el día domingo y vio al cura saliendo de su casa, le extrañó mucho el hecho de que ya era un poco tarde para la misa, cuando apareció nuevamente la sombra y de un zarpazo arrojó al suelo al cura, lo levantó, se lo puso sobre el hombro y se lo llevó hacia el río, el campesino horrorizado regresó a su casa y no quiso salir, sino hasta que llegó a sus oídos la noticia de que estaban buscando al asesino.

El Coronel de la policía ordenó que se tendiera una trampa para atrapar al delincuente, así que el alcalde programó una fingida reunión en la municipalidad, y se hizo de conocimiento a toda la ciudad citándolos a las 9:00 PM. Ese día el alcalde hizo un retrazo fingido en su casa, saliendo de ella a las 9:20 PM, mientras los policías vigilaban atentos los alrededores, el alcalde salió de su casa y apareció la sombra, que lo cargó sobre los hombros y se dirigió camino al río mientras los policías los perseguían, llegaron a las orillas del río y la sombra aun no dejaba caer el cuerpo del alcalde cuando los policías alumbraron con sus linternas la cara del asesino y vieron horrorizados los poblados bigotes rubios y los ojos rojos como la sangre de sus víctimas, con las pupilas desorbitadas y un gesto desquiciado en el rostro, mientras en la mano derecha sujetaba un puñal manchado con sangre, no había ninguna duda, se trataba del Gringo. Los policías le ordenaron que suelte el puñal, pero el Gringo no reaccionaba, tenia la mirada perdida en el vacío y respiraba agitadamente. Dos de los policías mas valientes se aventaron sobre él para atraparlo, pero cuando estaban a punto de tocarlo, desapareció como haciéndose humo. Todos huyeron asustados del lugar, y fueron pocos los que quisieron contar lo que pasó esa noche.

Ahora se dice que el Gringo todavía sigue por la ciudad, esperando que algún otro impuntual se descuide y caiga en sus manos, para llevárselo al río y enseñarle de la manera difícil a ser puntual, aunque solo le sirva en la otra vida”

Terminaba de escuchar el relato del anciano, cuando me percaté de que me había atrasado 15 minutos para llegar a la reunión en mi colegio, inmediatamente guardé mi teléfono celular y corrí un tanto asustado a mi reunión, desde entonces no llego tarde a ningún lugar, no por temor al Gringo, sino porque comprendí que ese hombre se sentía ofendido ante la impuntualidad de la gente.

De aquel anciano no supe nada en mucho tiempo, hasta que me contaron que no llegó a una fiesta, y lo encontraron tirado a orillas de un río, con el rastro de unas cuantas puñaladas y una hebra de cabello rubio en la camisa.

Poeta 1585

Oscuro...

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Imagina pasar toda tu vida en una habitación oscura, donde tu única compañía es tu sombra, con una pequeña ventana por donde ingresa el aire, y algunos ingratos rayos de sol que solo observas una vez por día, durante 3 horas; pues bien, ésta es mi vida, ¿mi nombre?, eso es lo de menos, simplemente soy “Oscuro”.

Mi habitación oscura la construí para alejarme de todo el mal que trae este mundo, después de ver toda la maldad que corre en los países, en las ciudades, en las calles, en mí. Preferí la oscuridad y el silencio, porque estoy harto de todo esto. Aquí en mi habitación no tengo televisor, porque lo único que hace este aparato es llenarme la cabeza de asaltos, pobreza, miseria, crímenes, suicidios, guerras, huelgas, niños huérfanos que mueren de hambre cada minuto y que por las noches me muestra mujeres de figuras esculturales, alquilando sus cuerpos, y satisfaciendo la lujuria de hombres solitarios, a los que prefiero llamar enfermos.

Claro que no todo es malo en esa cajita mágica de colores, también muestran las maravillas que Dios creó para el hombre, muestra la hermosa vegetación, la geografía extraordinaria del Perú, me habla de los grandes maestros de la literatura, pero hoy en día, ¿A quién le importa?, son contadas las personas que prefieren ver uno de estos programas a ver las telenovelas, los talk shows las películas llenas de asesinatos y fornicación.

En mi habitación no tengo radio, porque me arruinan la psicología con canciones que incitan al morbo, a la delincuencia, a la droga, a sufrir por el amor de una mujer, a quitarse la vida por una decepción amorosa, a embriagarse sin motivo alguno. Y cada vez son menos las letras que alimentan el espíritu con mensajes positivistas, llenos de optimismo, y que le devuelven a uno las ganas de seguir adelante, mejorando cada día los aspectos de su vida.

Aquí tampoco tengo periódicos, ¿Para qué?, si lo único que muestran estos tabloides son titulares comunicando que se cometió un crimen pasional, que los políticos se enlodan cada día mas, que se devaluó la moneda, que la deuda externa aumenta, que el terrorismo sigue ganando terreno, que el índice de pobreza aumentó, y todo esto sin mencionar a toda la prensa amarilla y sensacionalista que pudren el cerebro con mujeres semidesnudas, y con vulgaridades propias de un delincuente.

Mi habitación no tiene puertas, la edifiqué desde adentro para no salir nunca, y la pequeña ventana la construí luego de tomar una de las decisiones mas importantes en la vida de un ser humano, que se redujo a la pregunta filosófica, ¿suicidarse o no suicidarse?, así que construí mi pequeña ventana para no morir asfixiado, por donde ingresa el aire a cada momento, y los mas tiernos rayos de sol que alguien pudo observar jamás.

¿Mi resentimiento hacia el mundo?, yo no lo creé, yo solía tener un corazón limpio, tenía una vida llena de alegría, todo era perfecto para mi, tenía el amor de unos padres, todos los juguetes, las comodidades, los amigos… en fin, lo tenía todo, y es que ya lo dice el refrán, no hay mal que por bien no venga, y no todo es perfecto en esta vida, dentro de todo mi mundo feliz había algo que no estaba marchando bien, era muy querido por la gente, pero yo no sabía que todo era hipocresía, sonrisas y caricias fingidas, falsas amistades.

La maldad fue invadiendo cada vez mas mi vida, y descubrí las amarguras del llanto, las decepciones de la infidelidad, los sinsabores del alcohol y el tabaco, la cara de la lúgubre muerte… y mi corazón se iba consumiendo poco a poco.

El tiempo fue pasando, y llegó una nueva compañera a mi vida… la soledad, que me enseñó a no llorar en los momentos de amargura, me enseñó a tragarme el rencor y la ira que corren por las venas, me enseñó que no existe esa cosita a lo que las personas llaman conciencia, pero la lección mas grande que me dio la soledad y que no olvidaré nunca, es la fuerza, aprendí que no todo es llanto en esta vida, y que las lágrimas no solucionan nada, que la depresión no es una enemiga a la que se debe temer y que las debilidades del hombre solo son posibles si el mismo hombre deja que los demás las vean.

Durante mucho tiempo sufrí, pero nunca lo hice notar. Llegó a apasionarme el teatro, me resultaba fascinante la forma en que los actores fingen ser una persona diferente y que al acabar la escena vuelven a ser ellos mismos, con sus tristezas y alegrías, con sus propios problemas. Fue ahí que decidí convertirme en actor.

Crecí, y aprendí lo que la sociedad me enseñó, aprendí a fingir amistad, aprendí a fingir ternura, aprendí a fingir amor, pero no me sentía bien, sabía que estaba mal y en el fondo yo no quería ser así. Estaba cansado de jugar con sentimientos, de las decepciones, y me estaba aburriendo de mi compañera incondicional: la soledad.

Mi vida de actor la controlaba muy bien, de día un joven estudiante, talentoso, querido por todos, de noche volvía a ser el triste solitario cuya alma era consumida por la sociedad y los placeres del mundo; pero nadie puede soportar una carga así toda la vida, y a mi corta edad era muy duro vivir así, no elegí el suicidio, quise seguir viviendo con la esperanza de que un día todo pueda ser mejor, preferí seguir viviendo, porque en el camino descubrí personas que me querían de verdad, y no quería causarles sufrimiento con una muerte. Pero necesitaba una solución, y la desesperación se apoderaba de mi mente.

Así que decidí encerrarme en esta oscuridad, no físicamente, sino espiritualmente, pero debía encontrar el momento adecuado para armarme de valor y hacerlo. Salí a la calle y observé por última vez la maldad, la hipocresía, la tristeza, la pobreza y toda la inmundicia que me rodeaba. Regresé a mi casa con ganas de llorar, y antes de hacerlo me armé de valor y sin pensarlo dos veces tomé el cuchillo que había dejado listo en la mesa donde me sentaba a llorar y me corté las orejas para no oír las inmundicias de la vida, y mientras el dolor aún me torturaba me arranqué los ojos para no sentirme triste y para no llorar al ver la cruel realidad de mi mundo.

Ahora vivo mas tranquilo, ya no me comunico con el mundo, ya no me siento solo, porque se que hay personas a mi alrededor que me cuidan todos los días, que me dan de comer y que me quieren de verdad. Ya no quiero saber lo que pasa fuera de mi habitación oscura, solo espero que todo allá afuera marche bien y que las cosas bellas predominen sobre el mal. Porque la única forma que el mal triunfe sobre el alma, es que los hombres buenos no hagan nada.

Imagina pasar toda tu vida en una habitación oscura, donde tu única compañía es tu sombra, con una pequeña ventana por donde ingresa el aire, ese aire es el amor de Dios, que me mantiene vivo y feliz hasta el día de hoy. Y algunos ingratos rayos de sol que solo observas una vez por día, esos rayos son el rostro de las personas que me demostraron cariño verdadero y que me gusta recordar una vez al día por 3 horas; pues bien, ésta es mi vida, ¿mi nombre?, eso es lo de menos, simplemente soy “Oscuro”.

POETA 1585

Poeta 1585

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Bien, no estoy muy acostumbrado a hacer este tipo de cosas, para ser completamente sincero, creo que es la primera vez que intento publicar algo serio en la web, pero hoy mientras regresaba de la universidad, me sentí extrañamente motivado a hacer esto, no se si alguien llegará a leerlo algún día, o si alguien se reirá de todo lo que tengo planeado para este blog, lo cierto es que si lo creé, fue para compartir algo de lo que me gusta hacer, desde hace ya mucho tiempo siento un gran apego por el mundo de las letras, y es por ese motivo que empiezo a escribir algunas de las historias que vuelan dentro de mi mente, esperando ser atrapadas y plasmadas de alguna manera para la prosperidad, hablamos constantemente del mundo globalizado, mundo que se consume y se desperdicia cada día, debido a que la gente joven aún no aprende a aprovechar completamente el fenomeno de la globalización, en fin, es en este espacio donde pretendo publicar todo lo que salga de mi mente, y espero que si por casualidad alguien está leyendo esto, sea de su total agrado y pueda dejarme algún comentario.Muy pronto mi primera entrada...