Me ocultaré... de ti

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De vuelta a mi fiel espacio, el que me abriga, el que me entiende...

El que soporta todos mis dolores, mis carencias, mi sentir...

Regreso para ocultarme de ti, porque sé que este es el último lugar donde me buscarás...

Disculpa mis contradicciones, disculpa el dolor que te he causado...

Es irónico... pero es mejor...

Disculpa si llego a decir que no te amo.

Disculpa si llego a decir que no te quiero más a mi lado.

Disculpa si llego a decir que en mi vida ya no importas, que no te soporto... que me he cansado de ti...

Ese será mi sacrificio, una mentira... esa que tanto odio... una mentira que te aleje de mi para que vueles con mamá... donde sé que estarás mejor...

Una mentira que abre una herida, pero que curará cien...

Por favor no me creas... espero de todo corazón... que en tu odio me guardes amor, que en tu resentimiento empaques un beso, una caricia y los momentos buenos que pasamos juntos...

Guarda en tu dolor un 27 para cuando necesites un día especial...

Vuela y sé grande... pero no preguntes por mi... Yo habré muerto ya de dolor...

PD: Dile a Robert que me visite... lo voy a necesitar... mucho

Cuando quema el infierno del pasado...

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Cuántas veces actuamos para nuestro propio "beneficio", con el caluroso regocijo que brinda la satisfacción de haber jugado a dos caras, sacrificando el pudor y la vergüenza para conseguir placer, de la peor manera imaginable...

¿Alguna vez has sentido que tus actos te convierten en un mounstruo?, al principio uno no se da cuenta, uno ríe, uno goza de la mejor manera y se deja invadir por la emoción, por el placer (o placebo), por las ganas de sentirse poderoso, de sentirse superior, de sentirse un Dios... Esto me trae a la mente una historia, protagonizada por dos guerreros, Bretor y Cainty

En un principio Bretor se acercó a Cainty ofreciéndole su amistad, Bretor parecía una buena persona por lo que Cainty no dudó en aceptar su amistad y se convirtieron en compañeros de batalla y lucharon codo con codo algunas de ellas...

Pero Bretor abusó de la confianza y el cariño que Cainty le ofreció, y poco a poco se fue aprovechando de él, tomando las cosas más valiosas de Cainty, quien no dudaba en entregárselas a su fiel compañero de batallas, llegando a compartir con Bretor incluso su tesoro más celosamente guardado.

Un día Bretor decidió salir en busca de nuevas batallas, nuevos enemigos, nuevos triunfos, por lo que le quitó a Bretor todo lo que tenía, y golpeándolo y humillándolo de la peor manera se marchó... fue así como los dos guerreros se separaron, cada uno por su lado...

A donde caía, Bretor contaba sus victorias, y le daba mayor énfasis a la historia en la que derrotaba a Cainty, y contaba orgulloso la manera en que lo engañó y se apoderó de todos sus tesoros, Cainty por su parte lloraba y lamentaba el día en que conoció a Bretor y maldecía su propio destino, maldecía su propia vida, y aunque el destino le había jugado de mala manera, no se amilanó, siguió su camino, luchando, avanzando, tratando de cicatrizar las heridas que su antiguo compañero le había dejado...

A Bretor lo vencieron una noche fría y sin luna, cansado, adolorido y con muchas heridas se sintió derrotado, y se encontró solo una vez más... y con su derrota quizo dejarse morir en el desierto. Pasaba por ahí un guerrero que viajaba, era Cainty, que al verlo vencido se apiadó de él, y le brindó una vez más su confianza, trató de curar sus heridas y le dió comida y agua, no le importó el pasado, su bondad fue tan grande que decidió quedarse nuevamente con él..

Pero Bretor, orgulloso y con las heridas del combate aún abiertas, no aceptó su ayuda, y Cainty se sintió lastimado una vez más... pasó el tiempo y a medida que Bretor se iba recuperando, decidió buscar nuevamente a Cainty, de manera sincera, pero se vio nuevamente tentado a robarle los tesoros a su compañero...

Para evitar la tentación, Bretor hechó a Cainty de su lado, de la peor manera, lo insultó y le escupió la cara, lo golpeó una vez más, con la esperanza de que Cainty se olvide de el, y que busque sus batallas, que busque su vida, y de esa manera Bretor no pudiera causar más daño a la persona que de manera incondicional se mantuvo junto a él...


Y el tiempo pasa y deja sus huellas, abre heridas y cree pisotear recuerdos que en un principio resultaban dolorosos, el tiempo pasa acrecentando el fuego infernal del ego... y uno observa esas huellas e infla el pecho orgulloso, airoso, y la boca se llena con las azañas y las anécdotas que dejan las batallas de la vida...

Y mientras uno cree haber salido victorioso de sus combates, la contraparte derrotada llora y sufre las pérdidas, cura sus heridas y cansada y adolorida observa cómo uno se erige orgulloso, arrogante...

Esta es mi historia, historia que cuento, no orgulloso, sino avergonzado y arrepentido, porque la persona a la que una vez heché de mi lado, me ha devuelto los golpes, uno a uno... y descubierto gracias a ella que nunca es tarde para arrepentirse de sus pecados...

Hoy busqué a ese guerrero caído, para pedirle disculpas, para trtar de curar con vendas todo el daño que le causé en un momento... y aunque quizás nunca pueda disculparme... solo espero que ella sea feliz, que no reciba más golpes y que la vida le sepa recompensar todo lo que un día perdió...

Por mi parte seguiré adelante, cargando una cruz que yo mismo construí, esperando que regrese ese guerrero al que un día maltraté y me la quite de encima... aunque eso quizás nunca pase...

Cynthia Villanueva Chavarry... Disculpa las heridas provocadas

[Si se sanó tu herida, borra también la cicatriz... y si un día nos vemos, has el favor de contestar...]

ME SENTÉ A ESCRIBIR

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Y me senté a escribir, de todo un poco…


Para encontrarme, para liberarme, para soñar…

Con la mañana en que despierte con el dorado en mi cama

Con el verde entre mi almohada,

Con tu luz entre mis manos…


Me senté a escribir, y escuché la voz de un hijo,

Escuché la voz de una madre/padre, y dos hermanos…

Que me amaban, que me abrazaban

Que me llenaban de besos cada mañana tierna

Que me envolvían con abrazos en cada noche fría…


Me senté a escribir, y el viento me trajo el calor de un padre

Y ese padre me soñaba y me estrechaba entre sus brazos

Que sin voz me gritaba que lo amara,

Que sin llanto me lloraba para verlo

Que sin canto me arrullaba al descansar mi alma…


Me senté a escribir, y escuché la voz de tres mujeres tiernas…

Cada una con su luna, cada una con su Dios…

Una que respira indiferente después de quitarme el aire,

Una que me acompaña a todas partes, que no me deja morir,

Una que me aturde con su risa, y me despierta con su voz…


Me senté a escribir, con la ilusión de seguir vivo

Con las ganas de cantar una vez más, de gritar, ¡de soñar!

Me senté a escribir… y miré a mi alrededor buscándolos…

Me senté a escribir… con millones de por qué entre los dedos…

Me senté a escribir y me di cuenta que era tarde…

Me senté a escribir… y me di cuenta que ya estaba muerto…

Asesinemos al asesino

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Erase una vez una bella princesa, que vivía en un bello país, en un bello castillo, con su bella familia…

¿Es acaso este tipo de historias las que debo escribir para parecer “normal” ante mi sociedad?
Espero que no sea así, de lo contrario me veré condenado a ser un cuasimodo encerrado en una iglesia, tratando de tatuar en un blog unas cuantas historias sin estética, pero con mucho sentido, escuchando a una multitud enardecida que llega hasta la puerta de mi casa con antorchas y cuchillos gritando todos juntitos al unísono – ¡Muerte al demente que asesina sin piedad!, ¡Muerte al desquiciado que destroza nuestros sueños!—
La multitud continúa en la puerta de mi casa, tercos, persistentes, gritando, pateando, golpeando…

Debería huir… sin embargo continuaré esperando sentado junto a Juliette, y ellos derribarán mi puerta, entraran a mi casa, destruirán mis tesoros, botarán mi basura, irrumpirán en mi habitación con salvaje sed de asesinar al monstruo, con la misma sed de sangre que mis cuentos aparentan… pero no me encontrarán… para ese momento me habré ido, dejando la habitación limpia, ordenada, como nunca, y me habré llevado las historias, me habré llevado los sueños…
Y como se puede notar en toda la extensión del este texto (nuevamente sin sentido), me he vuelto demasiado subjetivo al escribir… y aún no encuentro la respuesta… tengo en mi carpeta un par de cuentos que me gritan que los publique en el blog de una buena vez, pero aún hay algo que me dice que no lo haga…

Espero poder escribir algo bueno uno de estos días… una historia, no una bitácora más… mientras tanto, continuaré escuchando a la multitud en la puerta de mi casa, y quizás me anime a abrir la puerta…

Genial!... Llegó Febrero y mi carrera se ve truncada...

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Este no es un post narrativo... lamentablemente il mio sentido de la inspiración va muriendo lentamente... como se habrán podido dar cuenta (los pocos que entran a mi blog aunque sea por curiosiodad) no he posteado nada desde el bodrio aquel que lleva por nombre "regalo de navidad" que se merece definitivamente un poco de abucheos de parte suya (mea culpa)...

La novela en la que estaba trabajando se detuvo repentinamente en un capítulo "X" que no tiene ni pies ni cabeza.. y me entraron unas ganas absurdas de cambiarle el estúpido rumbo a la historia...


Una vez más me sientpo bloqueado y mis aires de seudoescritorfrustado se van a la mierda.


No se si sea la tierra, la época del año o la desocupación; lo cierto es que no he podido escribir dos palabras juntas sin que suene absolutamente estúpido...


la casa donde vivo no tiene conexión a internet, por lo tanto no puedo postear, ni chatear, ni ver absolutsamente nada, así que me quedan dos minutos en esta cabina y me esperan mis amigos y mi novia....


no se como terminar el post... asi que lo único que diré será:




"alamoz!" (ojo con la ortografía)