Asesinemos al asesino

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Erase una vez una bella princesa, que vivía en un bello país, en un bello castillo, con su bella familia…

¿Es acaso este tipo de historias las que debo escribir para parecer “normal” ante mi sociedad?
Espero que no sea así, de lo contrario me veré condenado a ser un cuasimodo encerrado en una iglesia, tratando de tatuar en un blog unas cuantas historias sin estética, pero con mucho sentido, escuchando a una multitud enardecida que llega hasta la puerta de mi casa con antorchas y cuchillos gritando todos juntitos al unísono – ¡Muerte al demente que asesina sin piedad!, ¡Muerte al desquiciado que destroza nuestros sueños!—
La multitud continúa en la puerta de mi casa, tercos, persistentes, gritando, pateando, golpeando…

Debería huir… sin embargo continuaré esperando sentado junto a Juliette, y ellos derribarán mi puerta, entraran a mi casa, destruirán mis tesoros, botarán mi basura, irrumpirán en mi habitación con salvaje sed de asesinar al monstruo, con la misma sed de sangre que mis cuentos aparentan… pero no me encontrarán… para ese momento me habré ido, dejando la habitación limpia, ordenada, como nunca, y me habré llevado las historias, me habré llevado los sueños…
Y como se puede notar en toda la extensión del este texto (nuevamente sin sentido), me he vuelto demasiado subjetivo al escribir… y aún no encuentro la respuesta… tengo en mi carpeta un par de cuentos que me gritan que los publique en el blog de una buena vez, pero aún hay algo que me dice que no lo haga…

Espero poder escribir algo bueno uno de estos días… una historia, no una bitácora más… mientras tanto, continuaré escuchando a la multitud en la puerta de mi casa, y quizás me anime a abrir la puerta…