Cuando quema el infierno del pasado...

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Cuántas veces actuamos para nuestro propio "beneficio", con el caluroso regocijo que brinda la satisfacción de haber jugado a dos caras, sacrificando el pudor y la vergüenza para conseguir placer, de la peor manera imaginable...

¿Alguna vez has sentido que tus actos te convierten en un mounstruo?, al principio uno no se da cuenta, uno ríe, uno goza de la mejor manera y se deja invadir por la emoción, por el placer (o placebo), por las ganas de sentirse poderoso, de sentirse superior, de sentirse un Dios... Esto me trae a la mente una historia, protagonizada por dos guerreros, Bretor y Cainty

En un principio Bretor se acercó a Cainty ofreciéndole su amistad, Bretor parecía una buena persona por lo que Cainty no dudó en aceptar su amistad y se convirtieron en compañeros de batalla y lucharon codo con codo algunas de ellas...

Pero Bretor abusó de la confianza y el cariño que Cainty le ofreció, y poco a poco se fue aprovechando de él, tomando las cosas más valiosas de Cainty, quien no dudaba en entregárselas a su fiel compañero de batallas, llegando a compartir con Bretor incluso su tesoro más celosamente guardado.

Un día Bretor decidió salir en busca de nuevas batallas, nuevos enemigos, nuevos triunfos, por lo que le quitó a Bretor todo lo que tenía, y golpeándolo y humillándolo de la peor manera se marchó... fue así como los dos guerreros se separaron, cada uno por su lado...

A donde caía, Bretor contaba sus victorias, y le daba mayor énfasis a la historia en la que derrotaba a Cainty, y contaba orgulloso la manera en que lo engañó y se apoderó de todos sus tesoros, Cainty por su parte lloraba y lamentaba el día en que conoció a Bretor y maldecía su propio destino, maldecía su propia vida, y aunque el destino le había jugado de mala manera, no se amilanó, siguió su camino, luchando, avanzando, tratando de cicatrizar las heridas que su antiguo compañero le había dejado...

A Bretor lo vencieron una noche fría y sin luna, cansado, adolorido y con muchas heridas se sintió derrotado, y se encontró solo una vez más... y con su derrota quizo dejarse morir en el desierto. Pasaba por ahí un guerrero que viajaba, era Cainty, que al verlo vencido se apiadó de él, y le brindó una vez más su confianza, trató de curar sus heridas y le dió comida y agua, no le importó el pasado, su bondad fue tan grande que decidió quedarse nuevamente con él..

Pero Bretor, orgulloso y con las heridas del combate aún abiertas, no aceptó su ayuda, y Cainty se sintió lastimado una vez más... pasó el tiempo y a medida que Bretor se iba recuperando, decidió buscar nuevamente a Cainty, de manera sincera, pero se vio nuevamente tentado a robarle los tesoros a su compañero...

Para evitar la tentación, Bretor hechó a Cainty de su lado, de la peor manera, lo insultó y le escupió la cara, lo golpeó una vez más, con la esperanza de que Cainty se olvide de el, y que busque sus batallas, que busque su vida, y de esa manera Bretor no pudiera causar más daño a la persona que de manera incondicional se mantuvo junto a él...


Y el tiempo pasa y deja sus huellas, abre heridas y cree pisotear recuerdos que en un principio resultaban dolorosos, el tiempo pasa acrecentando el fuego infernal del ego... y uno observa esas huellas e infla el pecho orgulloso, airoso, y la boca se llena con las azañas y las anécdotas que dejan las batallas de la vida...

Y mientras uno cree haber salido victorioso de sus combates, la contraparte derrotada llora y sufre las pérdidas, cura sus heridas y cansada y adolorida observa cómo uno se erige orgulloso, arrogante...

Esta es mi historia, historia que cuento, no orgulloso, sino avergonzado y arrepentido, porque la persona a la que una vez heché de mi lado, me ha devuelto los golpes, uno a uno... y descubierto gracias a ella que nunca es tarde para arrepentirse de sus pecados...

Hoy busqué a ese guerrero caído, para pedirle disculpas, para trtar de curar con vendas todo el daño que le causé en un momento... y aunque quizás nunca pueda disculparme... solo espero que ella sea feliz, que no reciba más golpes y que la vida le sepa recompensar todo lo que un día perdió...

Por mi parte seguiré adelante, cargando una cruz que yo mismo construí, esperando que regrese ese guerrero al que un día maltraté y me la quite de encima... aunque eso quizás nunca pase...

Cynthia Villanueva Chavarry... Disculpa las heridas provocadas

[Si se sanó tu herida, borra también la cicatriz... y si un día nos vemos, has el favor de contestar...]