Uno más, por favor.

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Ya lo hizo Mubarak, siga el ejemplo, señor Chavez.
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Me buscabas aqui?... Lo siento, aqui no estoy
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Sentado al otro lado de una ventana que se empeña en mostrarme cada mañana el blanco velo de una novia, hermosa, imponente, fuerte, llena de orgullo; arrastro la mirada a través de la ventana, y puedo ver, a duras penas, el propio reflejo de mi rostro... Pierdo de vista por un momento a la novia y hago reparo en mi... Trato de ver el reflejo de mis pupilas que se confunde con la gente que pasa despreocupada y sonriente... Intento fallido.

Entonces miro fijamente el cielo, claro, azul, infinito, sin rastro de nube alguno, sereno, hermoso, con ese enorme sol que anuncia que el día ha comenzado hace ya un buen rato; la mirada regresa hacia mi reflejo, pues el subconsciente se niega a aceptar que el brillo se ha perdido; casi desesperado miro nuevamente mis pupilas, y aún siguen iguales... Limpio el cristal de la ventana una y otra vez, con religioso esmero, me paro frente a ella, observo a la novia, a la gente, al cielo, al sol... Y cuando trato de observar, a través de mis pupilas, las fauces de mi alma... Solo veo penumbras... Silencio casi sepulcral...

Una lágrima ameniza el vacío, y la comparsa del dolor se hace presente...

Camino hacia mi habitación, en busca de respuestas, sé que ahí me aguarda un espejo, y la esperanza de que el brillo aparezca acelera mis latidos; el camino hacia la habitación es corto, pero en cada paso cargaba la cruz, recuerdo mi reflejo y el vacío, el silencio, la tristeza, el miedo... Y recuerdo a la novia, a la gente y al cielo... Me detengo en la entrada de mi habitación, giro la cabeza y veo hacia la ventana, y continúo mi camino.

Al entrar en mi habitación observo el espejo sobre la mesa de noche en la que guardo mi alegría al finalizar cada día, me seco las lágrimas y lo sostengo entre mis manos, tengo miedo, y el corazón late más rápido... Veo mi reflejo nuevamente, esta vez con mayor claridad, veo mi cabello, mi nariz, mis labios, la escasa barba que me otorga una apariencia espantosa... Pero tengo miedo de ver el reflejo de mis ojos... Trato de ponerme el coraje al hombro, me seco la última de las lágrimas y miro fijamente en el espejo el reflejo de mis pupilas... Veo luz, alegría, esperanza... Veo mis metas, mis sueños, veo vida... Y la sonrisa se dibuja automáticamente en mi rostro, pues lo que veo me reconforta, y me hace sentir vivo.

Regreso a la ventana y miro hacia afuera, todo sigue igual, excepto una cosa... El silencio, ya no está, se ha convertido en risas, un temor escalofriante recorre mi cuerpo, ¿Es que ellos comparten mi felicidad?, ¿Están felices de que haya encontrado el brillo nuevamente?... En lo absoluto, sus risas se convierten en carcajadas, cada vez más fuertes, y mi temor se vuelve realidad... Ellos se burlan de mi, la novia, la gente, el cielo, el sol... Me miran del otro lado de la ventana y se burlan de mi... Lleno de ira arrojo el espejo, que impacta contra el suelo y se quiebra en pedazos... Llanto.

Me siento, esta vez en el suelo, un trozo de vidrio ha cortado mis pies y lo ha manchado con mi sangre, recojo el vidrio roto, preguntándome por qué podía ver en él lo que no me mostraba la ventana, aprieto el vidrio, que se hunde en la piel de mis manos y continúa su baño de sangre, la ira se convierte en tristeza... Entre sollozos inicio un canto amargo, un canto lleno de dolor, sin alma... Pero al mirar el espejo roto, mi canto se detiene, pasmado; la respuesta llega inmediatamente a mi cerebro... Al mirar tras el espejo descubrí que al otro lado de mi reflejo había una capa de pintura, oscura, fría; mientras que detrás de la ventana estaba la vida, sin nada que pueda cubrirla, limpia, transparente; comprendí entonces que el brillo que veía en el espejo, no era transparente, no era real, y supe lo que debía hacer.

Me levanto y vuelvo a mirar hacia afuera, ya no se burlan, pues saben que he comprendido mejor las cosas; la gente me sonríe y me anima a continuar cantando, esta vez con esperanza; el cielo me muestra su serenidad, su claridad, me inspira; la novia hace gala de su grandeza, quiere que sea como ella, fuerte, imponente, digna de respeto... La esperanza vuelve, sonrío y canto...


Yo nací de amor y comadrona
en la misma cama de mamá
por una cuestión de cromosomas
fui el varón que quiso mi papá.

Mi viejo era el profe de la escuela
mi mama el sargento del lugar
yo era su boceto en acuarela
el tercero y último en llegar.

Vi tantas lunas
que hoy ya no se si soy o fui
tantas vacunas
para lograr sobrevivir.

Aprendí a correr una mañana
antes de aprender a caminar
un teniente entró por la ventana
y a todos nos dio por escapar.

Brasil fue campeón en el `70
y en la radio Paul decía "Hey you"
el gol de Pelé en cámara lenta
y el cigarro entraba en el menú.

Vi tantas lunas
que hoy ya no se si soy o fui
tantas vacunas
para lograr sobrevivir.

Conocí el amor con la vecina
y también alguna enfermedad
el doctor mandó penicilina
el amor cobró con soledad.

Fui maestro y fui universitario
golfo, caradura y soñador
mientras el cabrón del calendario
no te hace jamás ningún favor.

Vi tantas lunas
que hoy ya no se si soy o fui
tantas vacunas
para lograr sobrevivir.

Le pongo play a mi cerebro
para ver lo que un día fui...

Vida,
Porque se acabará la vida
te ves jugando a la escondida
y al voltear preguntas...

Vida,
Por qué caducará la vida
aprendes a decir que tal
y despedida y dices...

Vida,
por qué se acabará la vida
te ves jugando a la escondida
y al voltear preguntas...

Vida,
por qué caducará la vida
aprendes a decir que tal
y despedida y gritas
Vida...

Recibí el 2000 con pirotecnia
ya no rento ni padezco soledad
desde el parto ya comparto la epidemia
de este síndrome de la caducidad.
Vida - Ricardo Arjona.