|
Dios Existe. Hoy puedo afirmar que existe. No conozco ni sus formas ni sus nombres... pero existe. ¡Qué pecado he cometido para conocerlo! ¿Con qué azares he tenido que jugarme la calma? Silente observa y juega su partida, sacrifica a sus peones y sus posiciona hábilmente sus torres. Y juega más lento que su adversario, después de todo, el Demonio llegó primero. Sé que existe Dios porque conocí al demonio. Y una absurda analogía me lleva a confirmarlo. Hoy el demonio despertó animado. Y está lleno de energía, pues ha tomado la mía. Me ha llevado hasta el infierno y me ha mostrado el paraíso, utópico, ideal... falso. Y ha bebido de mi sangre, y ha buscado un pacto. Y aunque sé que a Dios no le molestaría... ¿Cuánto valor le resta a mi alma? He pateado el tablero, he escondido un par de cartas. Lamento no terminar la partida que hoy he comenzado... Aún soy malo en los juegos de apuesta.
El demonio existe.